miércoles, 25 de diciembre de 2019

No te enamores de mí

Aunque mi subconsciente busque el amor. Yo huiré de eso. Y es posible que alguna de las veces en las que me mires y te brillen los ojos, piense que tal vez eres tú.

He buscado al amor de mi vida en millones de miradas desconocidas.
Y si estás escuchando esto es porque todavía no lo he encontrado.

Yo no creo que el amor sea algo para probar con cualquier físico.
Creo que se encuentra en la purpurina de las miradas, que necesitan lo que a ti te sobra.
Si algo he aprendido, es que el amor es aquel que sobrevive a la muerte de las mariposas.

De hecho, hay un estudio que dice que el " preamor" dura una media de uno y dos años.

A lo que queda, se le llama Amor. Si no, pasas a ser otra colección de la lista de caprichos que tuviste y se pasaron de moda.

Pero creo que todavía no estoy preparada para apostar por esas mariposas. Por eso no quiero compromisos.
Así que no te enamores de mi. De verdad. No lo hagas.

No lo hagas porque aunque me muero de ganas de que lo sientas, y me hagas sentir aunque sólo fuera por una puta vez algo normal, tarde o temprano lo acabaré haciendo.

No podré darte todo el tiempo que mereces.
Algún día querrás ir a tomar algo y yo estaré demasiado ocupada.
De repente empezarás a querer hacer una rutina conmigo y te diré que estoy liada, que lo siento, que tal vez la semana que viene.
Tarde o temprano me darás a elegir. Y te tendré que decir adiós.
Aunque la verdad sea que me muero de ganas de que alguien comprenda estas líneas y me dé lo que necesito.
Lo siento, aprendí a amar así.
Por eso decidí protegerme en una ocupación constante.
Porque si no inviertes tiempo en algo que te pueda romper, no te romperá nunca.
Quizás eso le pasó al que me enseñó a hacerlo.

Soy nocturna. No las que se emborrachan y salen todas las noches.
Pero sí de las que se entretienen mirando a la luna y se inspiran de madrugada.
Dudo que tengas ganas de un polvo a las 3 de la mañana.

Así que, lo siento. Por eso no te enamores de mí.

No cometas el mismo error que yo hice. De verdad. Es una putada.
No quiero que te enamores. Pero quiero compartir mi tiempo contigo.
No quiero que seas mío ni yo ser tuya.
No quiero que haya un nosotros, ni ningún tipo de vínculo que pueda hacernos llorar a largo o corto plazo.
Ahórrate demostrarme que eres el “puto amo” o que soy una más de tu lista.

No quiero saberlo, ¿pero sabes que sí quiero?
Quiero MAGIA.
Quiero que me vuelvas loca.
Que me lleves a diez mil kilómetros surcando carreteras perdidas.
Que suene Daughtry porque es lo que tiene que sonar.
Y como buen traficante de adrenalina quiero que seas mi droga.
Que me escondas el alma en el estómago y la saques de paseo en cada suspiro.
Quiero hacerte especial y serlo para ti también.
Porque no soy de ir de cama en cama y de boca en boca.
Que no. No somos menos importantes. No es menos importante nuestra química, por no ser el amor de nuestra vida.

Prometo escucharte, abrazarte, mirarte suave y follarte.

Solo te pido que no me hagas daño.
No me muerdas el corazón y no intentes de mí enamorarte.
Pero sobretodo... Sobre todas las cosas.
Quiero ser la loca, de la que te acuerdes cuando tus nietos te pregunten:

“¿Abuelo, crees en la magia?”

Y sí. Tal vez me hagan falta los domingos en compañía.
Pero me sirve con que seas un enamorado de la vida.
Quiero un loco. Un loco que me dé caña. Que me inspire. Que me vuelva más loca o menos cuerda.

Pero cielo, no te empeñes en enamorarme porque esta niña ya no cree en el amor.

Aunque si quieres, puedes probar y demostrarme que no eres el capullo que creo que eres.

Y así, tal vez pierda.

Y con suerte tú…, acabes ganando.

domingo, 7 de mayo de 2017

Sentar la cabeza

¿Cuándo vas a sentar la cabeza?
Cada vez que alguien me lo pregunta, se me escapa media sonrisa, Sentar la cabeza, para aquellos que  preguntan, quizás signifique conformarse, seguir el camino establecido, aburguesarse… quizás también envejecer.
Para mí , sentar la cabeza es aquel momento en la vida en que decides que quieres hacer con ella lo que siempre has deseado. Y yo, ya he sentado la cabeza.

No volvería

Pasamos momentos increíbles, pero toda etapa llega a su fin.

No me malentiendas, tú y yo tuvimos uno de esos amores que no se olvidan fácilmente.  Nuestro amor no fue necesariamente intenso, pero sí muy hermoso, una de esas relaciones donde puedes ser quien realmente eres, donde las palabras sobran muchas veces y donde estar juntos en silencio nunca se vuelve algo incómodo o monótono.

Nosotros éramos así. Pasamos varias primaveras y otoños desvelados hablando de todo y de nada. Creíamos que estábamos en la cima del mundo. Teníamos planes, como todos quienes creen haber encontrado la fórmula para hacer durar el amor, y habíamos construido un futuro imaginario que pronto comenzaría a tomar forma.

La vida nunca se detiene y creo que nosotros aprendimos muy bien esta lección y quizás de la peor manera. Nunca fuimos de esas personas que se adaptaban al cambio y pensábamos que podríamos vivir sumidos en nuestra burbuja para siempre. Pero las cosas cambiaron, nosotros mismos cambiamos y todo dejó de funcionar tan bien como antes.

Mi amor por ti seguía intacto y es posible que incluso hoy sienta algo por ti aun, aunque sea una sombra de un recuerdo de lo que alguna vez fue. Tú empezaste a trabajar y yo decidí acabar de estudiar para irme lejos .Parecía que lo lograríamos, pero poco a poco nuestros caminos comenzaron a separarse. Podía ver como tu mano estaba cada vez más lejos de la mía, como tus ojos parecían mirarme sin verme y como tu boca decía palabras que yo no lograba comprender.

Era como si de la nada habláramos diferentes idiomas. Tú decías que aun me querías pero que las cosas no eran como antes, que había algo en el aire que respirábamos que nos estaba separando lentamente. Yo sólo asentía con la cabeza, preparándome para lo que parecía ser imposible de resolver.

Tú me enseñaste que “para siempre” no existe y que la vida está llena de etapas que debemos completar con la cara llena de risa y seguir nuestro camino. Fue así como lo comprendí meses después, cuando aun seguía teniendo ganas de llamarte y contarte de ese sueño que cada vez veo  más cerca.

En estos años he cambiado, no sólo físicamente sino que mental y espiritualmente también. Soy una persona diferente, nueva, más segura de sí misma. He aprendido que tu amor era algo pasajero en mi vida, que tu amor fue el medio a través del cual aprendí sobre la temporalidad de las cosas, la temporalidad de la vida y sobre la facilidad que tenemos como seres humanos de alejarnos de alguien que alguna vez pareció ser lo más importante.

Ya lo he dicho, puede que aun quede algo de ese amor en mi y si te vuelvo a ver, sé que mi corazón comenzará a latir como si estuviera corriendo a cientos de kilómetros por hora. Sin embargo, quiero decirte que no volvería a tus brazos ni aunque me lo pidieras. Sí, me enseñaste lecciones valiosas que se quedarán conmigo de por vida, pero la forma en la que decidiste mostrarme el mundo no fue la más delicada ni la más apropiada para mi en ese momento.

Hoy soy otra persona, y probablemente tú también seas otro. Es posible que reconozca tus ojos y tu cabello, pero sé que si te escuchase hablar pronto me daría cuenta que hoy no eres más que un desconocido. Te quiero, pero ya no existes, eres sólo parte de mi imaginación.

Creo que ha llegado el momento de definitivamente decirle adiós a tu recuerdo.

viernes, 30 de septiembre de 2016

10 razones para odiarte

Odio como me hablas y también tu aspecto, no soporto que seas cariñoso con todas, ni que me mires así. Aborrezco esos zapatos que llevas y que leas mi pensamiento. Me repugna tanto lo que siento. Odio, odio que me mientas, y que tengas razón. Odio que alegres mi corazón. Pero aún más que me hagas llorar. Odio no tenerte cerca y que no me hayas llamado. Pero sobre todo odio no poder odiarte, porque no te odio, ni siquiera un poco. Nada en absoluto.

Kat Stratford

jueves, 11 de agosto de 2016

Viajar

Cuando alguien se va, aunque regrese nunca vuelve.

Nunca volverás a sentirte plenamente como en casa, porque parte de tu corazón estará siempre en otro sitio. Ese es el precio a pagar por la riqueza de amar y conocer gente en más de un lugar.

Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía”. José Vasconcelos, mexicano.

Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte”. Miguel de Unamuno, español.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar”. Versos de La Canción del Pirata, de José de Espronceda, español.

No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable”. Mario Benedetti, uruguayo.

El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración. El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje”. José Saramago, portugués.

“Viajar, dormir, enamorarse son tres invitaciones a lo mismo. Tres modos de irse a lugares que no siempre entendemos”. Ángeles Mastretta, mexicana.

Nunca se llega tan lejos como cuando no sabes hacia dónde te diriges . Cristóbal Colón.


Mi cuerpo es mi diario y mis tatuajes son mi historia.

Te perdí.

La vida está hecha de pequeños momentos que olvidamos en el tintero para después.La mayor parte de nuestro vocabulario se compone de palabras para retrasar el momento de vivir. Por eso, al recibir a alguien sólo decimos hola, y sin embargo, tenemos muchas maneras diferentes de despedirnos.

Existen muchas formas diferentes de irse, muchos modos en los que la gente se va, muchos motivos por los que hacerlo. Todos ellos duelen. Duelen de una manera infecciosa, como una bacteria que se instala en tu pecho y desde allí se extiende a cada extremo de tu cuerpo. Duele como si te estuvieses cayendo al vacío sabiendo que debajo sólo te espera el duro asfalto y no hay nadie que pueda evitar esa desgracia.

Duele porque sabes que, en el fondo, si hubieras luchado más, no estarías sintiendo dolor ahora mismo. Duele porque si hubiera sido en otro momento, las cosas podrían haber sido muy  diferentes. Pero duele, sobre todo, porque ahora te das cuenta de que merecía la pena luchar por ello pero lo dejaste para luego. Y luego no es nunca un buen momento. Esa dilación del tiempo te perseguirá para siempre, sabiendo que en el fondo, ese dolor está ahí porque no supiste arriesgarte, no quisiste salir de la comodidad para luchar por algo que ya jamás existirá. Ya nunca sabrás a que sonarán esos fuegos artificiales que durante muchas noches imaginaste. Ya nunca recordarás a qué sabían exactamente aquellos besos, no podrás sumergirte de nuevo en esos ojos de profundo marrón ni recorrer su piel mientras bromean en algún bar cercano.

Esa historia que creaste en tu cabeza pasado el tiempo se desvanece. Las páginas del libro que reservaste para los dos se quedarán en blanco porque no supiste perder el miedo a fracasar ni a intentarlo.

Duele ver que el tiempo pesa, pero duele más que pese con su ausencia, porque ahora cargas con su recuerdo, que pesa más que su cuerpo aunque nunca lo tuvieras.

Él se cansó de esperar ese luego que tú creaste para no enfrentarte a la realidad de los sentimientos, y ahora, tú, que en silencio sí que amaste pagas las consecuencias de ese amor en secreto. Cada rincón de tu cuerpo se estremece. En el corazón hay clavado un cuchillo por cada momento demorado, tus ojos se inundan con lágrimas que bañan tus mejillas, y en tu cabeza solo resuena el eco de su voz distante y la nostalgia te trae los recuerdos reales e inventados que se han marchado para siempre.

Ahora que él se ha ido, todo se tiñe de negro, ahora todo es oscuro, lúgubre y triste. Ahora, nunca antes esa palabra tuvo tanto sentido. Ahora has entendido el valor de cada momento; y sin embargo, ahora es tarde.Ahora ya es tarde para empezar de nuevo .

Te extraño

Te extrañé hoy. Te lo diría directamente pero sigo en la etapa de la negación. Así que lo escribí por aquí, para que lo leas, pero no estés seguro si es para ti; para que lo sospeches; pero no puedas confirmarlo; para que la duda me proteja mientras a ti te hace sonreír.